Hace doce años que acompaño mujeres en consulta, abordando todo tipo de cuestiones relacionadas con patologías y desajustes del sistema reproductor, desde alteraciones menstruales, SOP, miomas, endometriosis, vaginitis u otras. Muchas de estas situaciones han pasado han pasado a ser comunes en la vida de muchas mujeres. Ojo! Digo comunes y no normales. Es necesario saber diferenciar entre estos dos términos. Son comunes porque anualmente aumentan los casos de mujeres diagnosticadas, cada vez más jóvenes.
Esto no quiere decir que sea normal; que tu cuerpo y tu sistema reproductor sufra alteraciones, se desajuste e incluso enferme, no es normal. Tampoco existe una edad predeterminada para que esto sucede. Asumirlo es dar por hecho que en algún momento de tu vida, sobre todo durante la edad fértil, el útero y los ovarios enfermarán y no pasa nada, porque les sucede a muchas. Una de las principales consecuencias de esto es que dejamos de verlo como algo importante, normalizas que esto es así y dejas de observarlo desde otro prisma muy relevante: tu cuerpo te está avisando que algo no va bien.
Normalizar es dejar de escucharte y sobre todo no darte importancia a ti misma.
Casi todas las mujeres que llegan a consulta relatan como muchos especialistas le quitan importancia, refiriendo una vez más, que eso es "normal", "no hay nada por lo que preocuparse", "nada que no pase con la edad" o "es una casualidad".
Esta realidad hay que cambiarla.
¿Por qué?
Porque no nos merecemos vivir quitando valor a lo que sucede en el cuerpo. Deberíamos cuestionarnos, reflexionar sobre lo que escuchamos, analizar si realmente tiene sentido para nosotras que los dolores, desajustes, sangrados abundantes, miomas, nódulos, pólipos o muchos otros que afectan al sistema reproductor femenino y pechos de la mujer, son normales o naturales; incluso cuestionarnos si estamos predispuestas a conformarnos con esta respuesta y convivir con ello de forma permanente o durante gran parte de la vida.
Eso llamado "normal" por una mayoría, que afecta a tantas mujeres, nos indica que existen una serie de factores: emocionales, fisiológicos, hábitos y entorno que no están en equilibrio.
El cuerpo está buscando llamar nuestra atención hacia donde más lo necesitamos.
Por eso, decir que es común, no es sinónimo de que no suceda nada o de que esté todo bien. Dejemos de desvalorizar, retirar importancia a lo que sucede en el cuerpo de la mujer.
Si duele, no es normal; si hay un desequilibrio, no es normal; si te limita o condiciona, tampoco es normal. Ignorarlo, quitarle valor y no tenerlo en cuenta, no es la solución.
El cuerpo se manifiesta de un modo concreto por algún motivo.
Es necesario aprender a cuestionarnos, observar la realidad y reeducarnos en relación a lo que pasa en ti, el valor que le das y el concepto de "normalidad".
Para cambiar esta situación necesitas tomar conciencia de ello.
¿Cual es el primer paso?
Dejar de asumir que está bien algo que no forma parte de tu cuerpo y su fisiologia.
Otra cuestión sobre la que reflexionar es, ¿por qué asumimos información como esta como válida o normal?
Vivimos en un profundo desconocimiento sobre nosotras, el cuerpo, sus procesos naturales, el estrés, las emociones, los hábitos y muchos otros temas que nos tocan directamente y con los que convivimos a diario, pero que no nos preocupamos por comprender.
Como decía, no podemos cambiar algo que no entendemos; así que nos resulta más sencillo no entender que observarnos y asumir la responsabilidad individual sobre nosotras.
No normalices lo que te hace daño u ocasiona dolor.
El cuerpo tiene la capacidad de cambio pero para ello es necesario entender que cambios tienes que realizar; asumir que vivir con desajustes y patologías no es lo normal.
Reflexiona sobre lo que quieres para ti, cuando lo sepas, puedo ayudarte a través de las consultas para comprender que sucede en tu cuerpo y establecer las pautas necesarias para accionar los cambios que necesitas.
Yolanda Castillo
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