Decidir con información clara: acompañar la autonomía desde la adolescencia
- Yolanda Castillo

- 1 oct
- 2 Min. de lectura

La adolescencia es una etapa de decisiones que parecen pequeñas, pero marcan profundamente. Algunas decisiones se toman sin saber que están ocurriendo: empezar a usar anticonceptivos, ignorar el dolor menstrual, silenciar el ciclo. Son elecciones que afectan la salud, la identidad y el vínculo con el cuerpo. Muchas veces, se toman desde la urgencia, el miedo o la presión social.
Como madres, educadoras o acompañantes, no basta con decir “que decidan”. Porque sin información, no hay decisión real. Sin decisión consciente, no hay autonomía.
Lo que muchas adolescentes no saben
Muchas adolescentes no saben cómo funciona su ciclo. No saben qué bloquean los anticonceptivos hormonales. No saben que el dolor menstrual no es normal. No saben que existen otras formas de acompañar sin anular lo que sienten, sin anularse ni invisibilizarse. Esta falta de información las lleva a decidir desde el vacío. Desde el miedo a ser juzgadas. Desde la necesidad de encajar.
La autonomía no se construye sola. Se construye con información clara, con acompañamiento real, con respeto y autoconocimiento sobre su cuerpo.
El ciclo como signo vital
Entendemos el ciclo ovulatorio-menstrual como un signo vital. No solo como algo con lo que convivir cada mes, sino como una expresión de salud, ritmo y conexión interna. La ovulación importa, no solo cuando se piensa en gestar. Es un evento importante en el cuerpo femenino; cuerpo que tiene ritmos que se pueden conocer, respetar y acompañar. Cuando una adolescente comprende esto, puede decidir con conciencia. Puede pensar en ella desde un lugar integral, no solo cuidando su cuerpo, sino fortaleciendo su autoestima, su identidad y su capacidad de confiar en sí misma.
Acompañar sin imponer, informar sin endulzar
Acompañar la autonomía no es imponer una visión. Tampoco es dejar que se enfrenten solas a decisiones que no comprenden ni conocen. Es ofrecer información que no oculte, que no banalice, que no imponga. Es abrir espacio para que puedan preguntar, dudar, entender y elegir.
Porque decidir desde la confianza no es lo mismo que decidir desde el miedo. Eso empieza por nosotras: por cómo hablamos del cuerpo, del ciclo, de los anticonceptivos. Por el lugar que le damos a lo que duele, a los silencios, a lo que se normaliza desde la anulación.
¿Qué podemos hacer para acompañarlas?
Revisar qué información damos y cómo la damos
Hablar del ciclo como parte de la salud, no como un problema
Explicar qué hacen los anticonceptivos, sin juicio ni ocultamiento
Acompañar el dolor menstrual no como síntoma aislado, sino como señal que invita a ver y escuchar el cuerpo.
Validar el cuerpo adolescente como cuerpo que merece respeto, escucha y cuidado
Acompañar la autonomía en la adolescencia no es dar respuestas cerradas, es abrir preguntas para que puedan reflexionar. Esto empieza por escuchar, por ofrecer información clara y por validar el cuerpo adolescente como territorio que merece ser comprendido, no silenciado. Porque cuando entienden, pueden elegir. Cuando eligen con conciencia se fortalecen.




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